Baja la mano huevon, no es un taxi es
un patrullero.
Pero ese gil parece esos patas que
salen en las películas, esos que manejan limosinas con ese quepí verde.
Cuando creí que lo peor ya había pasado,
el patrullero para y se bajan cuatro policías. Tres mujeres y un varón todos
con pinta de recién haber salido de la escuela de policías. El patita envalentonado
por el uniforme, ante dos borrachos y las 7 de la mañana. Me dice: ¿qué les
pasa con la autoridad?; nada, mi amigo esta borracho y confundió el patrullero
con un taxi, respondí rápida y cautamente.
Yo no confundí nada dice mi amigo, yo
quiero que este amable taxista que maneja un patrullero me lleve a mi casa. Cállate
carajo le dije. El callarlo no sirvió de mucho. Diez minutos más tarde ambos estábamos
en la comisaria detenidos.